18 comentarios

Choque de despropósitos


 

 

        El 11 de Septiembre de 2014 incluí en este blog una entrada, La diada más triste, en la que me ocupaba del proceso independentista catalán. Allí decía que estaba harto de que dicho tema ocupara las cabeceras de los telediarios y que me apenaba el deseo de una parte de la población catalana de desgajarse de España. Tuve un par de descalificaciones de amigos residentes en Cataluña, pero también tuve la esperanza de que el sentido común se impusiera y las aguas turbulentas del independentismo volvieran a su cauce (o al cauce que yo deseaba). No ha sido así, lamentablemente, y el proceso ha alcanzado unos niveles de confrontación que me hacen temer lo peor.

        Para empezar, nunca he creído en nacionalismos incrustados en la época nuestra, la de la aldea global. Me parecen un anacronismo que, invariablemente lleva aparejados dos elementos: la invención de un enemigo explotador (España, en este caso) y la aparición de una nueva clase dirigente, obviamente nacionalista, que se hace con el poder, con el nuevo poder de la causa hasta alcanzar la sublimidad heroica de la nueva nación. Si hay además algún mártir en el camino, alguien que entre heroicamente en el nuevo santoral nacionalista, mejor que mejor: la nueva nación entrará en la Historia con verdadero certificado de garantía. Y después, a seguir más o menos igual, pues la independencia no resuelve por sí misma los problemas económicos, sociales, culturales… de la gente. Creo que más bien los empeoraría.

       Repito que esperaba un regreso a la cordura, pero ni las instituciones catalanas ni el gobierno de Madrid han sabido encontrar un consenso y se acerca ese choque de trenes, tan cacareado por la prensa, que para mí solo es un choque de despropósitos.

El Sr. Rufián y su bufonada de la impresora (Imagen de El Periódico)

       En efecto, los presidentes Artur Mas primero, y después Puigdemont, se han ocupado con verdadero ahínco de amplificar la teórica ofensa de España y su gobierno. Tras las últimas elecciones, al necesitar el apoyo de la CUP para formar gobierno autonómico, la nueva Generalitat ha puesto un vertiginoso énfasis en exigir un referéndum ilegal y cuando los poderes estatales se han opuesto, han ampliado el victimismo que ellos mismos han provocado al saltarse la ley y con ello han llegado a un clima de división social pocas veces visto en la Historia. Este despropósito está trufado de anécdotas que, de no tratarse de algo tan serio, provocarían benévolas sonrisas. De esta forma, con una prepotencia llena de desfachatez, han hecho saltar por los aires una normalidad democrática que tanto nos costó conseguir a la muerte del dictador. A veces, las cosas que hacen y dicen parecen malos guiones de cine cómico (la impresora de Rufián en el Congreso, la retirada de las banderas españolas del Parlamento catalán, la llamada a la desobediencia civil, la propuesta de rodear a los alcaldes que no desean apoyar el referéndum, la repugnante utilización de la manifestación de duelo por el atentado de las Ramblas…). Se han saltado todas las barreras al desoír las múltiples advertencias de legalidad con la absurda pretensión de que la única legalidad que aceptan es la suya, esa que precisamente incumple unas cuantas leyes.

Puigdemont y Anna Gabriel (imagen de La República de ideas)

       Por su parte, la estrategia de Rajoy y su gobierno ha sido la de siempre: esperar que un problema se resuelva solo. Pero esta vez les ha salido (al PP y de paso, al resto de los españoles) el tiro por la culata, pues el asunto ha adquirido unas dimensiones difícilmente resolubles. Han sido años en que el Presidente del Gobierno no ha movido un solo músculo para atajar el incendio que se avecinaba. Recordemos que en su línea de torpeza absoluta, nombró un Ministro de Interior que se dedicó a espiar a los independentistas desde las propias instituciones del Estado. Rajoy tampoco ha estado ágil con el desmontaje de los aforamientos, que ahora le permitiría meter en cintura a media cúpula catalanista. Ni el PP ni su socio Ciudadanos se han apresurado. La razón es obvia: sería una situación que permitiría llevar ante los tribunales a una vergonzante cantidad de políticos populares de varias comunidades autónomas. De nuevo, el Sr. Rajoy ha soslayado la negociación y el diálogo, como si los catalanes, incluidos los independentistas, no se merecieran alguna muestra de reconocimiento a sus desvelos políticos, por disparatados que nos puedan parecer.

       Y con ambos despropósitos minando el estado se ha llegado a una división que no recuerdo haber vivido desde los tiempos de la transición. Pobres esos catalanes que no sienten ese odio visceral contra España. ¿Qué futuro les espera? ¿Extranjeros en su propia tierra? ¿Señalados en carteles como traidores a la causa?

Esteladas en la manifestación antiterrorista (Imagen de El Imparcial)

       Rajoy debería haber convocado a los presidentes Mas y Puigdemont hace años. Tal vez debería haber negociado un referéndum hace cuatro años, cuando surgió la virulencia del problema. Me refiero a un referéndum constitucional: convocado con todas las garantías por el gobierno de Madrid y llamando a votar a toda España. Habría dado la dimensión exacta del independentismo con solo extrapolar los datos obtenidos en Cataluña, que crecen exponencialmente a favor de la causa independentista. Pero Rajoy no supo o le pareció más cómodo desentenderse de ese sustrato que siempre ha existido en Cataluña por la independencia, por entonces limitado y ahora demasiado crecido (una encuesta de hoy en El Diario habla de un 60% a favor de la independencia).

       Los catalanes, cada vez más proclives a la independencia, están en riesgo múltiple. Rajoy parece que no sabe sino hacer el uso de la fuerza y de los jueces. Pero si hay represión, como reclama el sector más ultraconservador, si hay una intervención del ejército o se recurre a la supresión de los derechos autonómicos, en diez años toda Cataluña se sentirá víctima del enemigo español, deseará salirse de España y se saldrá por las bravas. Eso sí Rajoy, pese a su enorme cuota de culpa en este proceso, seguirá sin dimitir. El futuro no nos va a ofrecer demasiada tranquilidad.

Alberto Granados

 

18 comentarios el “Choque de despropósitos

  1. Alberto, el referéndum que propones, en el que participarían todos los españoles es precisamente al que se opusieron con rotundidad las autoridades actuales catalanas. Ni entonces ni ahora lo quisieron. Tengo amigos en Caraluña (algunos muy íntimos como uno con quien estuve en la misma Comisión de Empresa en la clandestinidad) con quienes ya no puedo hablar del tema. Se habla mucho de negociación, de que se tendría que haber negociado. Ellos han sido los primeros que no querían negociar porque o era lo suyo o no querían saber nada, y eso no es negociar. Uno de los problemas es que gobierna la derecha en el Estado central. Eso es inaceptable para ellos y ya pasó en el año 34. En cambio no tienen ningún problema en que gobierne durante años su derecha, más impresentable aún que el PP. Debe ser que saben que son unos hijos de puta, pero son sus hijos de puta. Otro problema es que en cuanto consiguieran la independencia declararían una amnistía generalizada para sus corruptos, Pujol y compañía. No sé qué cara se les quedará a los independentistas que ahora luchan por ello cuando se encuentren con esa amnistía. Mienten y han mentido, han creado todos los odios posibles. Ya he contado la anécdota del niño que vi jugando con una escopeta de juguete, y de pronto dijo ¡pum!, ¡un español! Ese es el futuro que han creado, y ante eso no hay negociación posible. Ellos no quieren un trozo, lo quieren todo. Luego, esos mismos progres que dicen «que cada uno se pague lo suyo» refiriéndose a Extremadura y Andalucía, querrán dar el 0,7 % a los países subdesarrollados. El humano siempre ha sido solidario con los extraños, con aquellos que no conoce, nunca con los vecinos. A eso lo llaman nacionalismo. Tampoco sé qué harán unos y otros con los aliados que se han buscado: ¿qué hará PDCat con la CUP?, por ejemplo. ¿Quién será el President de esa República Catalana?, ¿Pujol? Si lo consiguen, confío en que el futuro President no venderá las armas o los componentes para ellas que se fabrican y comercializan en Cataluña, porque en tal caso se le podría investir rey. De hecho, ya están pidiendo un ejército.

    • Como siempre, tu comentario es inteligente. Creo que Rajoy tenía la obligación de haber negociado, de haber intentado hacer algo, pero se ha limitado a ver el problema de lejos. Y estos se van. Con gran dolor y para arruinar Cataluña, pero se van.
      Un abrazo.

  2. Completamente de acuerdo con el contenido de este inteligente y documentado artículo. Espero y deseo de todo corazón que los tristes presagios que contiene no se cumplan. Enhorabuena a su autor por su lucidez.-F. Gil Craviotto

    • Querido amigo: Muchas gracias. Yo estoy muy pesimista. Rajoy ha sido, con su torpeza, el principal impulsor de ese independentismo, por si no había suficiente con las otras fuerzas políticas.
      Al ver hoy en le prensa los pasquines donde se señalan los alcaldes no colaboracionista, he recordado la novela de Aramburu «Patria», sobre el victimismo vasco y la radicalización del país vasco durante la época de ETA.
      Un saludo.

  3. Muchas gracias, amigo. Un fuerte abrazo.
    AG

  4. Amigo Alberto: Yo también estoy muy de acuerdo con tu comentario. Pero los catalanes siempre han sido así y los españoles estamos hasta el gorro de que nos chantajeen continuamente y con esa falta de solidaridad para con los vecinos, a quienes ha provocado con su capitalismo desbocado esas necesidades. Por eso no se debe hacer un referendum nacional, porque se demostraría que nuestra simpatía no está precisamente con ellos. Digamos las cosas como son. Y veamos la historia, sobre todo del siglo XIX y XX, en que Cataluña era el señorito de España y ésta su coto cerrado de comercio y explotación. Todo producto del chantaje con el «¡Y si no, nos vamos!».
    Yo no votaría que se fuesen, pero que reconozcan que nuestro sudor ha sido el que ha llevado a su «país» a la cima del capitalismo y con ello de la corrupción.
    Historia. Mucha historia es lo que necesitamos leer todos.
    Un fuerte abrazo y gracias por tus escritos.

    • Querido Alfonso: En este desatino me parece ver que son los charnegos (incluido Rufián, cuya familia es de mi pueblo) los que han sentido la necesidad de apoyar la causa, no sé si para demostrar su «limpieza de snagre».
      Gracias por estar ahí siempre.
      Un abrazo,

      AG

  5. Enhorabuena, Alberto. Vives rodeado de maravillosos comentaristas que te hacen coros y palmas. Ningún catalán se molestará en darte su versión ni tú la escucharías o, tal vez, ni siquiera podrías entenderla.
    Sigue especulando. No das una pero como sois unos cuantos ya parece mal menor.
    Como siempre, una España vive feliz adormecida en una eterna siesta.

    • Querida Gloria: Sabía cuál iba a ser tu reacción. Te equivocas en una cosa: el primer comentarista es catalán, solo que no es nacionalista ni entiende el nacionalismo. Me remito a lo que dije hace tres años, que tanto te enfadó. De la misma forma que no soy nadie para decirle a un catalán lo que debe sentir o pensar, espero que ningún catalán me diga que debo aceptar las ruedas de molino que quiera hacerme tragar. A eso tú le has llamado «nacionalismo español», denominación que en sí misma es contradictoria.
      Una vez más, espero que nuestras diferencias ideológicas no nos separen.
      Un petó.

      AG

    • El sueño eterno, desde mi punto de vista, es el independentismo, del que todos saldremos mucho más empobrecidos y heridos, pero esto ya tiene poca solución, cuando tú misma reaccionas con el sarcasmo de mis corifeos.

      • Me olvidaba. Estuve en las manifestaciones del 11 de septiembre del 77, 78 y 79. A esta última asistimos tres generaciones: mi padre, mi hijo (que sigue viviendo en Barcelona) y yo. Éramos millones. Si lees la autobiografía de Pepe Ribas Los 70 a dest-ajo (Ribas fue fundador de Ajoblanco) te darás cuenta de que en la transición hubo dos tendencias independentistas: una burguesa basada en el autogobierno y la lengua, y otra radical basada en la revolución anticapitalista (los de la CUP no tienen ni idea colaborando con la derecha). Ganó la primera, claro. Y es que Pujol siempre gana

    • Querida, yo soy catalán. Me he oído llamar charnego más de una vez. En cierta ocasión me recriminaron que escribiera en español tildándome de traidor. Callé y continuó la conversación. El energúmeno aseguró que cuando tuvieran policía catalana no habría problemas. Se me ocurrió contestarle que cuando tal cosa llegase, les pegarían en catalán. Tuve que salir corriendo del bar porque el mameluco quería pegarme (supongo que en catalán). Eso fue en el año 69. He dado clases en catalán y estoy orgulloso de ello, hablando despacio para que todos lo comprendiesen y traduciendo cuando era necesario. Eso fue con alumnos de Horta y del Carmel, en el Patronat Ribas, actual Institut Vall d’Hebron. Por cierto, ¿te suena qué pasó en el 34? Se proclamó la República Catalana desde el balcón de la Plaça Sant Jaume. Entró el ejército y no hubo resistencia. Se detuvo a un montón de gente (entre ellos Companys y Maciá, l’avi) y fueron encerrados en un barco en mitad del puerto de Barcelona. Repito, no hubo resistencia. En cambio, dos años más tarde la resistencia por defender Barcelona de las tropas golpistas y sangrientas de Batet fue heroica. En la Avenida Icaria, actual Ronda Litoral, los soldados pusieron unos cañones. Enfrente tenían gente de CNT que se habían parapetado tras unas balas de papel de la rotativa de un periódico. Dispararon los cañones con alza cero, es decir a ras de tierra para eliminar la barricada. Murió el pariente de un conocido mío. En cambio, en el 34, nada. El cabreo de la Generalitar era porque en el Gobierno Central habían entrado las derechas (CEDA, Radicales, etc). Vuelve a pasar. Pero es igual, como dijo Mladic, la historia es cierta si es la que a mí me conviene.

  6. Querido amigo Alberto:
    No pretendo apoyar este comentario en las últimas resoluciones del Parlament de Cataluña, cuando se aprobaron convocatorias del referéndum, sin embargo, las multitudinarias manifestaciones de los siete últimos “11 de Septiembre” en mi opinión deben ser tenidas en cuenta, asistieron familias enteras, que con gran civismo y corrección,- no se llegó a romper ni una papelera-, demostraron pertenecer a una sociedad desarrollada, plural, mestiza y bilingüe, mayoritariamente volcada a soluciones de compromiso, con un alto sentimiento de formar parte de un pueblo con idioma propio, instituciones gubernamentales antiguas como el “Consell de Cent” fundado en el Siglo XIII, su propio “Derecho Civil Catalán” etc.
    No obstante, El Gobierno de Madrid actuando con la legalidad que le otorga la vigente, “Constitución Española”, no permite la celebración del citado referéndum.
    Nos encontramos ante una trágica hipérbole en la que ambas partes tienen su razón, por una parte el gobierno del Reino de España, que apoyándose en la legalidad constitucional, no permite ningún desvío. Por la otra la sociedad civil catalana, -el pueblo- que desea ser preguntado mediante referéndum, sobre una posible secesión, que al amparo incluso de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, hemos de aceptar que es legítima.
    Al enfrentarse la legalidad del Gobierno con la legitimidad del planteamiento la sociedad catalana, cabe preguntarse si las leyes están al servicio del pueblo ó bien el pueblo al servicio de las leyes, la respuesta es obvia.
    Hemos de tener en cuenta, que cualquier país avanzado democráticamente, ha realizado modificaciones en su Constitución, y legislaciones civiles, penales, etc., ampliando o implementando leyes que actualizan su bagaje reglamentario. De hecho Montesquieu, J.J. Rousseau, o Hamilton teorizan ampliamente sobre la separación de poderes y las responsabilidades de cada uno.
    Es ejemplo de modernidad, La Constitución Costarricense de 1949, que además de los poderes Legislativo, judicial y ejecutivo, crea y configura el poder electoral, denominándolo explícitamente el Cuarto Poder.
    A mi modo de ver, la consulta al pueblo Catalán sobre su posible secesión del estado Español, es cuando menos legítima, otra cuestión distinta, sería la de que en el caso de que la ciudadanía votara a favor de la separación, la implementación legislativa requeriría una modificación de la Constitución Española, a realizar en plazo y forma adecuados para ambas partes.
    Así pues, la negativa del actual gobierno para realizar un referéndum, basándose en la legislación vigente, únicamente enconará las relaciones entre partidarios de una u otra opción, que lamentablemente, darán lugar a dramáticos desenlaces.
    El conocimiento y la reflexión sobre hechos ocurridos en nuestro entorno, debieran mostrarnos la senda a seguir, nos puede servir de ejemplo, los hechos ocurridos en el estado de Alabama en Diciembre de 1955,cuando Rosa Park, mujer de color considerada como -madre del movimiento por los derechos civiles- rehusó levantarse del asiento que ocupaba en el autobús para cederlo a un pasajero blanco, como dictaba la Ley local, siendo detenida y condenada por desorden, todo ello al amparo de ley vigente.
    También movimiento sufragista femenino, gracias al impulso ejercido por valientes luchadoras como Emily Davison, Carmen Karr, Clara Campoamor incluso la misma Eva Perón, en algún caso arriesgando su propia vida, consiguieron sacar a la mujer del ostracismo al que legalmente estaban sometidas. En el año 1907, las mujeres finlandesas, ejercieron su derecho a voto, siguiéndolas a los pocos años las ciudadanas noruegas y suecas, En España, fue reconocido el derecho a voto de las mujeres en 1931, aunque la dictadura del General Franco, no lo permitió, hasta 1976, tras la muerte del ínclito General.
    Por último, he de referirme a los 13 países en Europa que nacieron de una declaración unilateral de independencia, y a los que la obtuvieron vía referéndum de autodeterminación, como los noruegos cuando en 1907 se separaron pacíficamente de Suecia, o los islandeses, que en 1944, votaron en referéndum de emancipación de Dinamarca, para establecer una república independiente.
    En conclusión, si a un posible referéndum catalán, se aplica una información a la ciudadanía de las opciones, previa, clara y amplia, tal vez el futuro nos depare alguna sorpresa, pero sin duda se evitarán enfrentamientos populares, que podrían derivar en situaciones lamentables para todos.
    Cordialmente
    Juan Antonio

    • Querido Juan Antonio: no es tan simple. No sirve eso de que como un grupo de ciudadanos lo desea, hay que convocar un referéndum. La mayor parte de las constituciones abordan el tema y hacen recaer el peso específico de este punto en los gobiernos y en la necesidad de mantener la unidad.
      Entiendo que un grupo de catalanes, al parecer cada vez mayor, como tú señalas, basándote en las últimas diadas, desea la independencia y me parece perfecto. En cambio hay otro numerosísimo grupo formado por catalanes no independentistas y resto de los españoles que no deseamos romper la unidad nacional. S eso, la administración le llama falta de democracia. Yo, sensatez. Hay una legalidad, justa o no, se acomode a las expectativas de unos o de otros y una ilegalidad chulesca y desafiante que pretende pasarse por el forro lo que haga falta y a eso le llamáis (tú también lo haces) democracia y derechos del pueblo. ¿De cuál de ellos?
      Si los gobiernos de Mas y Puigdemont hubieran lanzado un proceso de diálogo tal vez las cosas cambiarían, pero esta unilateralidad me parece propia del estalinismo más execrable. Ya han empezado por señalar a los alcaldes no colaboracionistas con la causa, después han llamado «renegado» a Juan Marsé… ¿veremos arder las tiendas de los unitaristas o una noche de cuchillos largos? Y en el fondo, lo que hay es que creando una república catalana se disolverían los casos de corrupción que, con la autoridad judicial española podría llevarlos a la cárcel.

      Un abrazo,

      AG

  7. Calma amigo, calma:
    Me sorprende que en tu encendida respuesta, no rebates ni un solo argumento de los que yo aludía en mi comentario, salvo tu agresividad al calificar mi posición democrática, de “Ilegalidad chulesca y desafiante que pretende pasarse por el forro lo que haga falta….”
    En fin Alberto, me voy a permitir sugerirte que leas menos prensa española, ilustrando tu bien amueblado cerebro, con opiniones y criterios menos paniaguados.
    No obstante, aprovechando la cita “No estoy de acuerdo con lo que usted me dice pero haré todo lo posible para que usted lo pueda decir” Voy a tratar con toda la prudencia de la que sea capaz, tus argumentos:
    Con lo del “grupo de ciudadanos que quiere convocar un referéndum” te debes referir a las multitudinarias manifestaciones, que los últimos siete ejercicios, han convocado a más un millón de ciudadanos, cada año.
    Lo de la necesidad de mantener la unidad territorial por parte del Gobierno de la Nación, me recuerda, oh casualidad, a la muletilla usada por el ínclito general, de mal recuerdo, “España una grande y libre”
    A que numerosísimo grupo de catalanes te refieres?, tal vez a los que no se han manifestado?, que incluye naturalmente ancianos, enfermos, niños y por supuesto a los Constitucionalistas. Te recuerdo que las manifestaciones convocadas por el triunvirato, PP. PSC. y Ciudadanos, en ningún caso, han llegado a reunir en Cataluña, a cinco mil personas.
    El proceso de dialogo, entiendo que tal vez debería haberse hecho con más énfasis por ambas partes, pero a los secesionistas, no les convenía por la creciente tendencia de un nacionalismo a ultranza; En cuanto a los constitucionalistas, podían mantener un gobierno corrupto por el apoyo del electorado español, excluyendo naturalmente a los vascos y catalanes.
    No me consta, salvo por información panfletaria, que se hayan “señalado” a alcaldes constitucionalistas, y mira te voy a dar alguna razón:
    En Cataluña, hay 941 alcaldes, que apoyan al referéndum, son algunos más de 700, -ahora se incluye Ada Colau- Los del PSC, son 151, que convendrás conmigo se deben a obediencia de partido, mas los del PP 6, por tanto, qué necesidad hay para “señalar” a nadie si ya cuentan con el 75 % de las alcaldías?
    Espero y deseo que no se cumplan tus apocalípticas previsiones, referidas a la quema de comercios, cuchillos largos o el perdón de los corruptos, de todas formas, en las manifestaciones de ayer se apreció mucho civismo, y muchos claveles.
    Cordialmente
    Juan Antonio

  8. Juan Antonio: he estado varios días fuera, por lo que no he podido responder a tu último comentario, aunque poco tengo que añadir.
    Con todo, me voy a fijar en un para de aspectos que me parecen preocupantes, dado que parecen de consigna independentista.
    El primero es descalificar a lo que tú llamas «prensa españolista». Medios con el prestigio de El País, La Vanguardia y otros quedan automáticamente descalificados por no abrazar las tesis de la independencia. Tú los acusas de paniaguados. ¿También son paniaguados otros medios de la prensa extranjera que se han pronunciado sobre este referéndum calificándolo de ilegal, utilitario para el partido de Puigdemont, ilógico, etc.
    No son los medios. Es que el mensaje solo cala en Cataluña y a los demás nos parece un despropósito.
    Otro argumento repetido es que como Rajoy y su partido son corruptos, esto se convierte en la tierra de Jauja y cada cual que haga lo que quiera. Pues no. Rajoy me parece un corrupto total y espero que alguna vez pague sus fechorías, pero no me sirve de excusa para justificar lo injustificable.
    La CUP pidió a sus chicos a rodear a los alcaldes no colaboracionistas cada vez que se los encontraran por la calle. Claro que eso lo leí en El Diario y tal vez no te merezca crédito. A mí m,e parece un mecanismo intimidatorio y canalla, no sé a ti.

    En fin, amigo mío. yo lo que creo es que habéis estado sometidos a una presión mediática, a un bombardeo, a una manipulación tal, que habéis llegado a desear lo que no deseabais hace cinco o seis años.
    Un pregunta final que deseo que te respondas para ti: ¿Qué pasaría en le nueva Republica Catalana si, pongamos dentro de 35 o 40 años, una provincia o comarca limítrofe con Aragón o con Francia monta un numerito similar al que defiendes ahora y decide constituirse en estado independiente? ¿Defenderíais sus derechos democráticos a irse en cuatro días? ¿Intentaríais entorpecer sus libertades y sus derechos a decidir? Yo creo que sí y haríais bien, como ahora los poderes del estado están haciendo para evitar un error histórico.
    Espero, con hartazgo, el día 2. Si os vais, intentaré no poner un pie en Cataluña jamás y lo sentiré por los catalanes sensatos, que creo que serán muchos.
    Un abrazo,

    AG

    • Amigo mio, Tal vez no me he expresado bien, pues cuando hablas de independistas, incluyes en el mismo saco a todos, ósea a los partidarios del referéndum, de la independencia, y hasta a los mediopensionistas, nada más lejos de la realidad.
      Yo estoy absolutamente a favor del referéndum, realizado naturalmente con todas las garantías, es decir que tanto los que tengan una opinión favorable a la independencia, como los que sean favorables a la continuidad del Estado Español, puedan expresar sus argumentos, de forma similar a como recientemente se hizo en Escocia.
      En una de mis notas anteriores, decía textualmente:
      Si a un posible referéndum catalán, se aplica una información a la ciudadanía de las opciones, previa, clara y amplia, tal vez el futuro nos depare alguna sorpresa, pero sin duda se evitarán enfrentamientos populares, que podrían derivar en situaciones lamentables para todos.
      Con la “sorpresa” pretendía referirme a que la respuesta fuera NO. En ese caso, se convocarían elecciones al Parlament de Cataluña, y a esperar el resultado para formar nuevo gobierno, todo con absoluta normalidad y civismo.
      Si la respuesta fuera SI, probablemente, como quedaría muy igualado el resultado, nos habríamos de dar un plazo de al menos 5 años para desconectar sin traumas ni ventajas para ninguna de las partes, como están haciendo los británicos con el “brexit”
      El peor de los casos, es el que nuestro gobierno está utilizando, pretende prohibir que la ciudadanía se exprese en referéndum, utilizando a los jueces, fiscales, fuerzas de orden público, y reiterando que es un “referéndum ilegal”, en base a una interpretación subjetiva, de nuestra Constitución, obviamente, no tienen en cuenta lo expresado en la Declaración Universal de Derechos Humanos, cuando en su Artículo 21 dice:
      …. / La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.
      Así mismo, el Artículo 30 de la DUDH. Dice:
      Nada en la presente Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados en esta Declaración.
      Te refieres a los “chicos” de la CUP, que rodeaban a los alcaldes no colaboracionistas, no me consta, tal vez sea un bulo o un error, pero te parece que con un 75 % de los alcaldes colaboracionistas, tienen necesidad de asedios? Te aseguro que en la CUP, hay mucha gente joven, tal vez muy vehemente pero también muy preparada, hay más doctores y licenciados que en ningún otro partido. Por cierto estas informado del cerco a la sede de ese partido en Barcelona por parte de la Policía Armada, por supuesto sin orden judicial.
      Hombre Alberto, nadie duda de la historia de El País o La Vanguardia, y aún más del ABC., pero todos ellos, precisan inexcusablemente las subvenciones gubernamentales, y ya se sabe, “no muerdas la mano que te da de comer” por supuesto que aquí ocurre lo mismo con diarios como Avui, Ara, etc. Creo que las opiniones más fundamentadas y libres son las de diarios norteamericanos.
      Las manifestaciones en el País Vasco, Zaragoza, Galicia, etc. Demuestran que no solo a los ciudadanos de Cataluña, nos afecta el no poder votar en referéndum.
      Si en una hipotética república catalana, una comarca se quisiera independizar, probablemente se la escucharía, pero eso es política ficción.
      En cuanto al resultado del referéndum, creo que no tendrá validez, pero servirá para que el gobierno del estado, justifique su incompetencia además de ser el mas corrupto, pues la ciudadanía acudirá en masa.
      Por último, hay mucha gente en esta tierra prudente y sensata, como en todas, por lo que espero que sea cual fuere el resultado del día 1, no nos prives de tu visita.
      Cordialmente
      Juan Antonio

Replica a Alberto Granados Cancelar la respuesta