8 comentarios

Jueces


Sobre el papel, la justicia es ciega y se supone que los jueces que la imparten reflejan esa ceguera en una palpable dosis de imparcialidad, ecuanimidad, ausencia de intereses personales de carácter ideológico, religioso o de cualquier otra índole. El instrumento de la Justicia es, en las representaciones alegóricas, la balanza, algo que requiere un equilibrio perfecto, es decir, que tiene un fiel que jamás debería desviarse hacia ninguna de las partes litigantes. Pero eso sucede solo sobre el papel, en la capacidad significativa que adquiere toda alegoría. La realidad es bien distinta desde siempre.  Quevedo hizo un retrato mucho más despiadado de la realidad judicial en su obra Los sueños, en que la parcialidad, la venalidad y la prevaricación aparecían como la práctica más extendida en la impartición de la Justicia, que de esta forma dejaba de serlo para convertirse en un juego de intereses y poderes que alejaban y desviaban ese ideal fiel de la balanza en favor de la parte más poderosa, más rica, más próxima al juez. Una conocidísima letrilla, también de Quevedo, resume la visión del poeta:

          Por importar en los tratos
y dar tan buenos consejos
en las casas de los viejos
gatos lo guardan de gatos;
y, pues él rompe recatos
y ablanda al juez más severo,
poderoso caballero
es don Dinero.

          Mucho más recientemente, el exalcalde de Jerez, Pedro Pacheco, se enfrentó a los tribunales por decir públicamente algo que todos hemos pensado alguna vez: que la Justicia es un cachondeo.

Tribunal de las Aguas de Valencia. Imagen de la UNESCO

          Resulta chocante que en la era de la información inmediata, haya jueces de instancias judiciales que aparezcan señalados como pertenecientes al sector conservador o al progresista, algo que contradice de raíz la imparcialidad. La judicatura no debería asumir adjetivos, pues asegurar que un juez es conservador o progresista es tanto como decir que no es un juez recto. De igual forma, me resulta sospechoso que las sentencias en los casos de corrupción política, parezcan ser muy duras si se trata de los casos que afectan al PSOE y muy benignas si se trata de la corrupción del PP (me sigo preguntando si machacar los discos duros de Génova va a quedar en simple anécdota). Y si hablamos del bloqueo por parte del PP de los más altos tribunales, me queda la sensación de que la Justicia es una pantomima llena de magistrados indignos y vendidos, con toda la gravedad del caso y todas las agravantes. ¿En manos de quién está la Justicia? ¿Qué seguridad jurídica ofrece este panorama? ¿Cómo no han tenido la honestidad de dimitir en bloque los que están en funciones desde hace cuatro años? ¿Tantos favores les deben a los partidos como para soportar la riada de descrédito y desprecio social que los envuelve?

          Recuerdo que en mi juventud existía en los pueblos pequeños la figura del juez de paz, alguien que normalmente carecía de formación jurídica y que era nombrado por ser una persona honesta y públicamente aceptada por sus vecinos. También recuerdo que en muchos pleitos se recurrí a otra figura, el hombre bueno, que actualmente sería un mediador entre las partes. Eran campesinos, estanqueros, amas de casa… y cumplían su función de una forma dignísima. Por contraste, los miembros de los tribunales Constitucional y Supremo, los vocales del CGPJ parecen ser la voz de sus amos, siempre atentos a intereses de partido, algo que los retrata con una inconsistencia moral que horroriza al ciudadano. No hacen justicia porque ellos mismos son injustos y su conducta convierte a la Justicia en un cachondeo, muy por debajo de la rectitud de quienes administraban justicia sabiamente en los juzgados de paz, en el Tribunal de las Aguas valenciano, en las mediaciones de aquellos hombres buenos, que no habían pisado jamás una Facultad de Derecho.

Alberto Granados

8 comentarios el “Jueces

  1. Hoy lo has bordado Alberto. Pero yo quiero hacerme una pregunta: si olos jueces no cumplen con la Ley y contra ella perseveran, ¿no son merecedores de castigo? O de otra forma, si los encargados de administrar Justicia no la cumplen, tengo yo, ciudadano de a pie, obligación de acatar y cumplir la Ley? Qué vergüenza de jueces, chupatintas y avarientos. Forman clanes cerrados a donde es imposible entrar y, si por casualidad entra alguien de fuera de esos cotos cerrados, no tardan en expulsarlo de la carrera, como el Juez Baltasar Garzón. En fin, como dicen el refrán «pleitos tengas y los ganes».

  2. Como siempre y muy acertada y oportunamente pones el dedo en la llaga, pero…que llaga, Dios!

  3. Magnífico comentario que retrata perfectamente el momento actual de la justicia en España. Mi más sincera felicitación a su autor.

  4. Completamente de acuerdo contigo, salvo… salvo en que normalmente, cuando los jueces, sean quienes sean o de la tendencia que sea, dictaminan en favor de quienes son mis favoritos, digo que ha habido justicia, en tanto si dictaminan en contra de ellos, digo que ha habido injusticia, prevaricación, soborno, etc… Quiero decir que, tal vez, los partidistas, los partidarios, los prevaricadores somos nosotros mismos, quienes juzgamos lo que han hecho los jueces, que ya de por sí, suelen ser, por desgracia, partidistas, partidarios, prevaricadores. ¿No será que el asunto procede que a los jueces de alta instancia no se les elige desde el Parlamento, como debería, ser, creo, sino desde los partidos? Pues eso ya presupone, y es así, que juzgarán en favor de unos o de otros. Puede llegar el caso en el que (y para mí que ya ha llegado) llegue un partido , o grupito de ellos, al Gobierno, e imponga al CGPJ o al TC sus jueces, llegue otro partido, o grupito, e imponga los suyos, con lo cual, los sucesivos Gobierno siempre estarán de acuerdo con esos jueces. ¡Qué maravilla!, entonces todos estaríamos tan contentos y sumidos en una guerra de unos contra otros, olvidados de la Justicia y de la Independencia de Poderes. Todo muy Montesquieu, porque se habrá olvidado el personal de su existencia y recomendaciones democráticas.

  5. Magnífica reflexión sobre lo que actualmente es el poder judicial.

  6. Yo confirmo lo que dijo Pedro Pacheco, !! La justicia es un cachondeo !!, y añado, !! gobierne quien gobierne !!

  7. Como siempre, amigo Alberto, además de ser un placer leer algo tuyo, no puedo estar más de acuerdo con tu, a mi juicio, acertado análisis y constructiva crítica, k ojalá ayude a dignificar esa, por otra parte, difícil y necesaria institución.
    Un abrazo

  8. Alberto,acertadisimo,cómo siempre…. Un abrazo

Deja un comentario