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Celia Correa nos sumerge en sus Mares de tinta


 

 

        Los lectores de relatos pueden felicitarse porque una autora local, Celia Correa, acaba de publicar su segundo libro de narrativa breve, Mares de tinta (Granada, Editorial Artificios, enero de 2018, 106 págs.), que presentó el pasado día 18 en el Salón de Plenos de nuestro Ayuntamiento, de la mano de Ana Morilla (la editora), Juan Chirveches y uno de los decanos de nuestras letras, Francisco Gil Craviotto.

 

 

Presentación de Mares de tinta (Imagen de Francisco Palma)

 

 

 

        Celia Correa es una mujer prudente, callada y trabajadora que, entre otros méritos, tiene el de haber levantado y revivido una institución cultural decana en el ámbito cultural granadino: el Centro Artístico, Literario y Científico, que estaba a punto de cerrar por falta de liquidez. Celia me decía por entonces: «Si los granadinos dejan morir una institución con casi ciento treinta años de historia, es que en Granada se ha perdido la vergüenza». Y en efecto, su equipo llevó a cabo una campaña de captación de nuevos socios y reflotó el barco casi hundido, un  buque insignia de nuestra cultura que tuvo como socios a los hermanos García Lorca, a Constantino Ruiz Carnero, Mechor Almagro, los pintores José María Rodríguez Acosta o Gabriel Morcillo y un larguísimo elenco de intelectuales que han pisado los salones del Centro y han desplegado sus saberes a través de conferencias, exposiciones, etc., desde su fundación en 1885.

 

 

 

 

          Pero Celia Correa aparece hoy en mi blog como autora de relatos, ocupación que cuenta con su presencia en bastantes libros colectivos y revistas, además de otro libro en solitario, Mil años después (Madrid, Editorial Bohodón, 2013). No es, como se ve, una novata en estos lances. Antes bien se podría decir que domina el terreno y depura su lenguaje hasta moldearlo e impregnarlo de una notable eficacia narrativa. En los cuentos de Celia Correa no falta ni sobra nada, todo está calibrado con la exactitud de un reloj suizo. Eso no significa que se trate de un lenguaje trascendente y empachoso, sino cercano y directo que deja al lector plenamente satisfecho, con sus toque de lirismo, de humor, de realidad y una desbordada capacidad de sugerencia.

          Porque hay mucha realidad en los cuentos de Mares de tinta, por cuyas páginas pasean personajes reales, (Lady Di, Teresa de Jesús, la sultana Aixa-la-Horra, Zenobia Camprubí, Federico García Lorca, un político profesionalizado, una niña de la calle que sobrevive en Colombia o Manuel Azaña) o que, aun siendo ficciones, han alcanzado la notoriedad de ser mitos universales en nuestro imaginario cultural (Aquiles el de los pies ligeros, Romeo y Julieta o el dinosaurio del microrrelato de Monterroso). Todos surgen de la imaginación de Celia y encuentran el sabio ajuste literario. 

            El libro está formalmente dividido en cuatro apartados: el primero, Mares de tinta, se ocupa en seis relatos del tema más universal de la literatura, que ha hecho consumir tinta a mares, y que no es otro que los amores desafortunados. Me quedo con el titulado El secreto, donde el lector conocerá la verdad del tendón de Aquiles.

Para contrarrestar, el segundo apartado, que se llama Muertos… demasiados muertos reúne cuatro relatos vinculados a nuestra guerra incivil. Celia consigue un verdadero clímax de horror al ir surgiendo la bestialidad injustificable, la saña, la muerte, el paseo siniestro, lo inhumano. La historia de Evaristo y Rosario (Luna menguante) ha conseguido escalofriarme.

        Esa conmovedora indiferencia es la tercera división. El título lo dice todo: la insensibilidad a que el ser humano ha llegado ante la desgracia ajena, la insolidaridad, el egoísmo son los hilos con que se tejen los cinco cuentos de esta sección, entre los que me quedo con ¿Y yo, de dónde soy?, que habla de los migrantes y que coincide con el planteamiento que me hizo durante el verano de 2016 un cordobés que llevaba media vida en Port Bou.

        La loca de palacio, último apartado del libro, se ocupa de cinco figuras históricas, en las que sobresale, por encima de la rigurosa documentación biográfica, esa sensación de desamparo vital que rodea las biografías de los personajes de la Historia. Mi favorito es, por cuestión de proximidad geográfico-sentimental, El último suspiro de la sultana Aixa.

        En definitiva, un libro breve, perfectamente equilibrado, que al lector le sabe a poco, un delicioso libro que  nos ofrece veinte relatos llenos de ser humano, de gozo y sufrimiento, de vida. Mis felicitaciones a autora y editora porque es así (o debería serlo) como se hace la cultura granadina.

 

Mares de tinta en la prensa local:

http://en-clase.ideal.es/2018/01/18/celia-correa-la-escritura-ha-sido-mi-tabla-de-salvacion-en-los-momentos-dificiles-de-mi-vida/

http://www.granadahoy.com/ocio/idea-puede-surgir-veo-autobus_0_1209179125.html

http://www.ahoragranada.com/noticia/el-calc-granada-presenta-mares-de-tinta-de-su-presidenta/

http://www.granadadigital.es/celia-correa-presenta-su-libro-mares-de-tinta/

Alberto Granados

5 comentarios el “Celia Correa nos sumerge en sus Mares de tinta

  1. Muy bien resumido y comentado el libro de Celia Correa que presentamos hace unos días en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Granada. Alberto y yo coincidimos en que el libro nos deja con hambre. Todos los lectores de Celia esperamos el próximo libro de relatos de esta gran escritora granadina.-F. Gil Craviotto

  2. Gracias Alberto, pasan los años pero sego tus escritos que siempre son muy interesantes.
    Sobre el tema de niños saharianos, vienen muchos a Canarias y sabemos que tienen muchas necesidades, no solo en Verano, hay niños con padres Canarios que los tienen compartiendo con sus padres biólogicos. Un fuerte abrazo y mucha suerte.

  3. No se podía decir mejor. A mi me llenó y, a la vez, me dejó un vacío de querer seguir leyendo relatos. Concisos y precisos, bien articulados y con los términos justos y la oración perfecta. Lo leí de un tirón, aunque es breve. Tu comentario es adecuado, perfecto y, como decía F. Lázaro Carreter, has «dado con el dardo en la palabra». Uno más de tus aciertos. Si alguien no ha leído el libro de Celia, con tu comentario le darán muchas ganas de leerlo. Enhorabuena a ti y a la autora. Un abrazo

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